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¿QUÉ EFECTOS HA TENIDO EL USO DE LAS PANTALLAS Y NUEVAS TECNOLOGÍAS EN LA VIDA FAMILIAR?

Hola a todos,

Os vamos a hablar de uno de los temas que más está preocupando a los padres tras el confinamiento.

¿Qué efecto ha tenido el uso de las pantallas y nuevas tecnologías en la vida familiar durante el periodo de cuarentena? Esta ha sido una de las cuestiones a las que ha pretendido dar respuesta el nuevo estudio elaborado por empantallados.com, una plataforma digital para ayudar a padres y madres a aprovechar la tecnología como una oportunidad más para educar y GAD3, con el apoyo la Comisión Europea.

En el estudio, que lleva por título “El impacto de las pantallas en la vida familiar durante el confinamiento”, han participado una muestra de padres y madres con hijos menores de 18 años, representativa de la población española.

Tal y como se informa desde la plataforma Empantallados, los resultados del estudio pueden agruparse en torno a 7 áreas de interés: prevalencia del uso de pantallas durante el confinamiento, teletrabajo, nuevas oportunidades de relación con los hijos con el uso de las pantallas, conflictos causados por las pantallas durante la cuarentena, oportunidad para hablar con los hijos sobre tecnología, riesgos y preocupaciones sobre la educación digital y percepción de la educación tras el COVID-19.

Los principales datos obtenidos muestran que:

  • Los hijos menores de 18 años han aumentado el uso de herramientas digitales para su entretenimiento durante la cuarentena. En concreto, la media de uso de los más pequeños ha rondado las 4 horas diarias entre semana (un 76% más que antes de la cuarentena) y el consumo en fin de semana ha aumentado un 33%, con una media de 5 horas diarias.

  • El 59% de los padres considera que el confinamiento ha reforzado los lazos familiares hacia los hijos.

  • Las pantallas y el uso de las tecnologías se han establecido como un medio para la interacción y el juego entre padres e hijos, de forma que el 85% de los padres y madres entrevistados aseguran haber descubierto nuevas oportunidades de hacer cosas juntos a través de estos medios. Asimismo, este periodo ha servido para iniciar conversaciones y charlas sobre consumo responsable de las nuevas tecnologías con sus hijos y otros asuntos relacionados con ciberseguridad. Específicamente el 67% de los participantes entrevistados señala que ha comentado con sus hijos la necesidad de uso responsable de las pantallas y más del 80%señala haber conversado sobre bulos y falsas noticias.

  • El confinamiento ha supuesto un cambio en la percepción de los padres sobre la calidad de la enseñanza online. Tal y como se muestra en el estudio, seis de cada diez padres (59%) han mejorado su opinión sobre esta modalidad de educación, y el 85% considera que la educación va a transformarse a raíz del confinamiento, así como la actualización del profesorado (77%).

  • No obstante, en la otra cara de la moneda, uno de cada 4 padres reconoce que el uso de pantallas ha sido causa de conflictos en el hogar y el 40% considera que sería necesario instaurar hábitos de desconexión. Asimismo, los padres y madres muestran su preocupación ante la mayor vulnerabilidad de los menores frente a acceso a contenidos inadecuados o ciberacoso.

Un saludo

Nagore

www.infocop.com

EMOCIONES BLOG

ENTENDER MIS EMOCIONES

Hola a todos,

Hoy os vamos a plantear una serie de preguntas para que reflexionéis.

¿Cuál es el porqué de las emociones?

Para responder a esto, es necesario entender qué son las emociones, por qué nos aparecen y de qué manera.

¿Cuál es el valor de las emociones?

Las emociones son respuestas que tenemos ante eventos, pero precedidas por cogniciones que pueden ser más o menos conscientes. Por tanto, las emociones tienen, en cierto sentido, una dimensión cognitiva, puesto que implican pensamientos, creencias, juicios y evaluaciones.

Estas son fundamentales, porque sin ellas no podríamos recordar, aprender ni tener relaciones sociales… Su función era muy adaptativa y útil para nuestros ancestros porque si venía un animal depredador, sentían miedo y salían corriendo.

Pero, a día de hoy… tenemos que saber qué hacer con nuestras emociones en cada situación porque, por ejemplo, no podemos salir corriendo si nos da miedo que nuestro jefe nos eche de nuestro puesto de trabajo. Y, además, vivimos en un mundo tan rápido que no tenemos el tiempo ni el espacio para darle a las emociones y atenderlas…. Es entonces cuando se perpetúan, se vuelven crónicas y aparece el sufrimiento.

Estas desarrollan expresiones fisiológicas y van acompañadas de reacciones de placer o dolor según la valencia que se le dé en relación al afrontamiento que se haga. Y por ello, dependiendo de cómo surja todo lo anterior, finalmente las emociones inducen a realizar determinadas acciones; dependiendo de cómo nos las tomemos y gestionemos.

¿Buenas o malas? Los juicios

Normalmente siempre hemos asociado determinadas emociones a aspectos negativos y otras, a aspectos positivos. Pero realmente lo hemos realizado así por la manera en la que valoramos esas emociones o las gestionamos. No nos enseñan cómo gestionar la ansiedad o la tristeza cuando realmente son igual de valiosas que la alegría y la sorpresa.

Normalmente nos angustiamos cuando sentimos “emociones negativas” por el hecho de no saber darles espacio… Simplemente intentamos evitarlas y no entrar en ellas; es entonces cuando se hacen más grandes, más intensas…

Normalmente nos resistimos a sentir ciertas emociones porque tenemos ciertas ideas preconcebidas sobre nosotros mismos pero que son idealizadas y no reales. Esta manera de afrontar las emociones, fomenta la seguridad a corto plazo, pero a la larga puede causar deterioro, inmovilidad y frustración.

Emociones básicas

Aunque el universo emocional de los humanos es amplio y complejo (se ha escrito mucho sobre ello en los últimos años en campos como la psicología o la medicina) vamos a centrarnos en cuatro emociones básicas y universales relacionadas con el estrés: el miedo, la rabia, la tristeza y la alegría. A continuación, resumimos sus manifestaciones, expresión, utilidad, limitaciones, enfoque temporal y distorsiones.

  • Miedo: nos ayuda a discernir peligros, huir de peligros, proteger a seres queridos, planificar y prepararse y precaución.
  • Rabia: defender a tus seres queridos y a los derechos, establecer límites, afrontar peligros y enemigos, competitividad, superarse y arriesgarse.
  • Tristeza: asumir pérdidas, curar heridas psicológicas, pedir ayuda y dar ayuda, reflexionar, y aprender de los errores.
  • Alegría: nutrir, crecer, desarrollar, crear vínculos sociales, creatividad, participar, innovar, descubrir, motivar y esforzarse.

¿Qué hacer con las emociones?

Para la gestión emocional es esencial, en un primer lugar, trabajarnos los prejuicios que tenemos ante ciertas emociones. Porque si nos anclamos en el pensamiento y en la autoexigencia de que no podemos sentir ciertas emociones, no podremos avanzar.

Muchas veces nos anclamos y bloqueamos con ciertas emociones porque queremos encontrar motivos de por qué nos aparece, desde un lugar de enfado. Y esto tiene que ver con el sentido de identidad porque tenemos unas ideas preconcebidas de nosotros mismas y, por ejemplo … si un día aparece la ansiedad en una persona que se cree fuerte, no se permitirá sentirla.

Detrás de cada emoción hay un mensaje. Las emociones aparecen como reacción de lo que estamos viviendo, por ello… hay que prestar especial atención a estos procesos y atender a lo que nos ocurre por dentro. Preguntarnos qué nos quiere decir dicha emoción, por qué nos está apareciendo en ese momento.

Solo desde aquí es desde donde podemos transformar las emociones hacia un lugar donde se pueden entender mejor las cosas. Porque las emociones son vehículos excelentes hacia el cambio. Nos ayudan a crecer y tener mejores ideas de quienes somos. Cuando nos responsabilizamos de ellas, aunque haya cierto riesgo a corto plazo… a largo plazo se dará la prosperidad, resiliencia, salud y el bienestar.

Pero esto comentado anteriormente solo se podrá llevar a cabo cuando sepamos realizar una buena gestión de las emociones, confiando así en nuestros recursos para atravesar la incomodidad de este proceso. Porque las crisis y el sufrimiento (en condiciones de seguridad), pueden hacer transformar el dolor en resiliencia, salud y bienestar.

Estrategias para la gestión emocional

El paso principal para poder llevar una buena gestión emocional es no reaccionar, sino responder con consciencia y calma ante ellas. Por ello son necesarios los siguientes pasos:

  1. Crear una pausa entre estimulo y respuesta

Esto ayuda a no reaccionar de manera impulsiva, sino hacer este proceso con más calma y pausa… para poder decidir libremente cómo y con qué recursos actuar y no responder de manera automática.

  1. Orientar la atención hacia adentro

Es recomendable orientar la atención hacia lo que se está moviendo dentro de uno y ver realmente qué estamos sintiendo, ponerle nombre, reconocerlo.

  1. Entender por qué estamos sintiendo dicha emoción

Encontrarle la utilidad y qué mensaje nos quiere decir dicha emoción.

  1. Aceptar que estamos teniendo esa emoción y todos sus matices

Solo desde la aceptación y no desde la resistencia, es desde donde puede surgir el cambio y el desarrollo.

  1. Modular la respuesta

¿Qué podemos hacer con esto, para sentirnos mejor? Aplicar la transformancia. Cada emoción y proceso emocional tendrá su mejor respuesta para cada persona y contexto.

Según el contexto y con especial cuidado podemos atender al efecto de la emoción y de su expresión tanto en uno mismo, como en los demás. Solo así podremos decidir qué emociones queremos expresar y con quién queremos hacerlo.

Finalmente, aquellas que no queramos expresar, las dejaremos pasar hasta que se debiliten, intentando utilizar las estrategias que más nos convengan y ayuden a atravesar dicha incomodidad (una actividad placentera o relajante, la respiración, la meditación, socializar, desfogar con deporte, etc).

 

Un saludo

Nagore

 

 

(Psicología y Mente)

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VOLVER A LA RUTINA

Hola a todos,

Para la mayoría de las personas el año empieza en septiembre, septiembre es época de volver a la rutina y de marcar nuevos objetivos. En definitiva septiembre es el momento de volver a empezar, otra vez. Si la cuesta de enero es dura, la de septiembre tampoco se queda atrás y no solo a nivel económico, también a nivel personal y emocional.

En estas fechas tenemos sentimientos encontrados, por un lado la tristeza de dejar atrás las merecidas vacaciones y por otra la motivación de empezar cosas nuevas a nivel personal o profesional, porque septiembre es el mes de “me voy a apuntar al gimnasio”, “voy a dejar de fumar”,“voy a buscar un trabajo mejor”,  “tengo que ponerme con el inglés”, entre otras. Para aliviar un poco esta situación que se nos presenta año tras año, proponemos una serie de pautas que facilitan la vuelta a la realidad, la consecución de objetivos y la tan esperada vuelta al cole.

En  primer lugar, vamos a hablar de la vuelta a la rutina diaria. A todos nos gustaría que el verano durara eternamente o, al menos las vacaciones, pero la realidad es que nuestro puesto de trabajo nos esperan con los brazos abiertos. Para facilitar esta vuelta debemos gestionar bien el tiempo, planificar nuestro día y distribuir los quehaceres del hogar.

Por lo general, en nuestro puesto de trabajo no tenemos tanto poder de decisión como tenemos en nuestra casa, es por ello que reorganizar las tareas de casa para aliviar la carga de la vuelta al trabajo nos puede hacer más llevadera la sobrecarga de volver  a las obligaciones laborales. Por otro lado, debemos volver a ajustarnos a los horarios y las rutinas diarias, tras unos meses de verano en que solemos acostarnos y levantarnos más tarde, debemos cambiar el sueño para volver a la rutina para ello,  es aconsejable ir regulando el sueño unos días antes de empezar a trabajar para que el cuerpo se vaya habituando a los nuevos horarios.

Además, es imprescindible seguir disfrutando de algún momento para nosotros, no debemos centrarnos en nuestras obligaciones y dejar de lado radicalmente los planes que tanto nos gustan y nos permiten despejarnos de la rutina diaria, el fin de las vacaciones no implica el fin del tiempo de ocio.  Por último, podemos utilizar alguna técnica de relajación de forma regular que nos ayude a eliminar la ansiedad que nos produce volver a retomar nuestras obligaciones.

En segundo lugar, hablaremos de otros amigos que nos esperan siempre al inicio del mes de septiembre, los propósitos que nos planteamos  y reflejamos en forma de objetivos y  metas. La mayoría de objetivos o metas que nos proponemos se quedan por el camino, porque siempre que empezamos algún reto la intensidad  y motivación con que lo realizamos tiende a disminuir con el paso del tiempo si no hacemos un planteamiento ajustado y realista. Para poder cumplir los objetivos marcados, estos deben ser  concretos, realistas y alcanzables.

Las pautas que se presentan a continuación nos van a ayudar a marcar estos objetivos.

  1. Los objetivos deben depender de ti. Si el objetivo depende de ti y no de terceras personas serás tú el que tenga el poder sobre el resultado de tu actuación.
  2. Plantear una meta final y marcar objetivos a corto plazo que sean lo más específicos posible. Por ejemplo: esta semana voy a ir a correr 15 minutos y la semana que viene 20, mi objetivo es correr  una hora en el mes de noviembre. Podemos tener objetivos diarios y mensuales si esto nos ayuda.
  3. Objetivos y metas que se puedan comprobar para sentirnos motivados y ser conscientes de que los estamos cumpliendo. Por ejemplo: no nos vale “tengo que estudiar inglés” pero si nos vale, “voy a estudiar inglés lunes y miércoles dos horas”.

Es importante que los objetivos que nos marcamos tengan interés para nosotros. La idea es que el objetivo y la meta generen algo en nosotros que nos motive a seguir adelante con la consecución del mismo.

Esperamos que os guste

Muchas gracias

Nagore

(Investe Psicólogos)

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ADAPTACIÓN AL CAMBIO

Hola a todos,

A lo largo de la vida sufrimos muchos cambios (trabajo, relaciones, pareja, pérdidas…)

Los cambios muchas veces trastocan nuestra vida.
De repente nos sentimos inseguros, con gran incertidumbre.

A veces las circunstancias nos hacen sentir en la cuerda floja, a punto de caer al abismo.

De repente perdemos el trabajo, o una relación, cambia nuestro entorno o estado físico…

Estos cambios pueden producir ansiedad generalizada, estrés, trastornos del sueño, trastornos físicos…

Las personas que tienen más necesidad de control sobre su vida lo pasan peor, aunque lo normal es que estos cambios nos afecten en mayor o menor medida a todos.

¿Qué podemos hacer para superar estos cambios?

Después de unos días de asimilación toca adaptarse. para ello lo primero es aceptar el cambio, dejar de negarlo, el cambio ha ocurrido, es un hecho y lo aceptamos como un proceso en nuestra vida.
Entre otras cosas, puede ayudarnos el compartir este cambio, hablarlo con personas de nuestro entorno o confianza (si lo ocultamos o mentimos sobre ello, le estamos dando mayor gravedad).

Después es bueno comenzar a preguntarnos sobre las nuevas posibilidades que se abren en nuestra vida.
Por pequeñas que sean las cosas que puedes hacer, hazlas. Cualquier pequeño cambio es muy valorable, ya que esto hace que los pensamientos internos cambien también (sin darnos cuenta) y estos cambios de pensamientos facilitan el que actuemos de otra manera y estas actuaciones vuelven a incidir sobre nuestros pensamientos… se va generando un circulo positivo que se va haciendo más y más grande y que nos ayuda a salir del estado en el que estábamos.

A veces estamos tan acostumbrados a pasar horas y horas en el trabajo que solo sabemos valorarnos en función de nuestra profesión, y no sabemos ver a la persona y su gran valor como ser humano único, y con total derecho a lo mejor.

A veces estamos tan acostumbrados a estar con otra persona que solo nos valoramos en función de esa relación y no somos capaces de vernos como individuos independientes.

Esto nos hace más difícil ver nuevos caminos, pero los hay, siempre los hay.
Es bueno moverse en cualquier dirección, porque acabaremos viendo otra puerta que traspasar, otro camino que andar.

A VECES LA VIDA NOS DA UN EMPUJÓN Y NOS SACA DE NUESTRA ZONA DE CONFORT, NOS LLEVA A SITUACIONES NUEVAS DONDE NOS SENTIMOS VULNERABLES Y DESAMPARADOS.

Y muchas veces este empujón nos lleva a otras acciones que si las sabemos aprovechar nos serán muy útiles.
Podemos aprovechar este empujón para crecer, para hacer cosas que no habíamos hecho por miedo, o por falsas ataduras. Si aprovechamos estos cambios tendremos una buena adaptación al cambio.

Saber ver más allá de lo que se ve a simple vista. Saber adaptarse y aprovechar al máximo las nuevas circunstancias. Aprender a valorar otras cosas importantes en la vida.
Todo esto no solo nos aliviará sino que además nos ayudará a sentirnos mejor con nosotros mismos (incluso mejor que antes del cambio).
Aprovecha el cambio para mejorar.
Para ver las cosas con más sabiduría.

Todo cambio trae nuevas puertas con muchas posibilidades. En nuestra mano está el abrirlas.

Muchas gracias

Un saludo

Nagore

(Psicología y Mente Sana)

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RESILENCIA

Hola a todos,

A veces en la vida existen diferentes circunstancias que nos pueden llevar al límite y hacer que nos cuestionemos si tenemos la fuerza y la voluntad necesarias para continuar adelante. En este punto tenemos dos opciones: dejarnos vencer y sentir que hemos fracasado o sobreponernos y salir fortalecidos, apostar por la resiliencia.

La resilencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.

Las personas resilientes no nacen, se hacen. Han tenido que luchar contra situaciones adversas como las que estamos viviendo en al actualidad con el COVID-19. Son personas que se han encontrado al borde del abismo y han dado lo mejor de sí y han desarrollado las habilidades necesarias para enfrentarse a los diferentes retos de la vida.

Características de una persona resiliente

  1. Son conscientes de sus potencialidades y limitaciones. El autoconocimiento es un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y los retos, y las personas resilientes saben usarla a su favor. Estas personas saben cuáles son sus principales fortalezas y habilidades, así como sus limitaciones y defectos. De esta manera pueden trazarse metas más objetivas que no solo tienen en cuenta sus necesidades y sueños, sino también los recursos de los que disponen para conseguirlas

  2. Son creativas. La persona con una alta capacidad de resiliencia no se limita a intentar pegar el jarrón roto, es consciente de que ya nunca a volverá a ser el mismo. El resiliente hará un mosaico con los trozos rotos, y transformará su experiencia dolorosa en algo bello o útil. De lo vil, saca lo precioso.

  3. Confían en sus capacidades. Al ser conscientes de sus potencialidades y limitaciones, las personas resilientes confían en lo que son capaces de hacer. Si algo les caracteriza es que no pierden de vista sus objetivos y se sienten seguras de lo que pueden lograr. No obstante, también reconocen la importancia del trabajo en equipo y no se encierran en sí mismas, sino que saben cuándo es necesario pedir ayuda.

  4. Asumen las dificultades como una oportunidad para aprender. A lo largo de la vida enfrentamos muchas situaciones dolorosas que nos desmotivan, pero las personas con un alto nivel de resiliencia son capaces de ver más allá de esos momentos y no desfallecen. Estas personas asumen las crisis como una oportunidad para generar un cambio, para aprender y crecer. Saben que esos momentos no serán eternos y que su futuro dependerá de la manera en que reaccionen. Cuando se enfrentan a una adversidad se preguntan: ¿qué puedo aprender yo de esto.

  5. Aún sin ser conscientes de esta práctica milenaria, las personas resilientes tienen el hábito de estar plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tienen una gran capacidad de aceptación. Para estas personas el pasado forma parte del ayer y no es una fuente de culpabilidad y zozobra mientras que el futuro no les aturde con su cuota de incertidumbre y preocupaciones. Son capaces de aceptar las experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles el mayor provecho. Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su capacidad para asombrarse ante la vida.

  6. Ven la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma optimista. Las personas resilientes son muy objetivas, saben cuáles son sus potencialidades, los recursos que tienen a su alcance y sus metas, pero eso no implica que no sean optimistas. Al ser conscientes de que nada es completamente positivo ni negativo, se esfuerzan por centrarse en los aspectos positivos y disfrutan de los retos. Estas personas desarrollan un optimismo realista, también llamado optimalismo, y están convencidas de que por muy oscura que se presente su jornada, el día siguiente puede ser mejor.

  7. Se rodean de personas que tienen una actitud positiva. Las personas que practican la resiliencia saben cultivar sus amistades, por lo que generalmente se rodean de personas que mantienen una actitud positiva ante la vida y evitan a aquellos que se comportan como vampiros emocionales. De esta forma, logran crear una sólida red de apoyo que les puede sostener en los momentos más difíciles.

  8. No intentan controlar las situaciones, sino sus emociones. Una de las principales fuentes de tensiones y estrés es el deseo de querer controlar todos los aspectos de nuestra vida. Por eso, cuando algo se nos escapa de entre las manos, nos sentimos culpables e inseguros. Sin embargo, las personas con capacidad de resiliencia saben que es imposible controlar todas las situaciones, han aprendido a lidiar con la incertidumbre y se sienten cómodos aunque no tengan el control. Se centran en cambiar sus emociones, cuando no pueden cambiar la realidad.

  9. Son flexibles ante los cambios. A pesar de que las personas resilientes tienen una autoimagen muy clara y saben perfectamente qué quieren lograr, también tienen la suficiente flexibilidad como para adaptar sus planes y cambiar sus metas cuando es necesario. Estas personas no se cierran al cambio y siempre están dispuestas a valorar diferentes alternativas, sin aferrarse obsesivamente a sus planes iniciales o a una única solución.

  10. Son tenaces en sus propósitos. El hecho de que los resilientes sean flexibles no implica que renuncien a sus metas, al contrario, si algo las distingue es su perseverancia y su capacidad de lucha. La diferencia estriba en que no luchan contra molinos de viento, sino que aprovechan el sentido de la corriente y fluyen con ella. Estas personas tienen una motivación intrínseca que les ayuda a mantenerse firmes y luchar por lo que se proponen.

  11. Afrontan la adversidad con humor. Una de las características esenciales de las personas resilientes es su sentido del humor, son capaces de reírse de la adversidad y sacar una broma de sus desdichas. La risa es su mejor aliada porque les ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, les permite enfocarse en los aspectos positivos de las situaciones.

  12. Buscan la ayuda de los demás y el apoyo social. Cuando las personas resilientes pasan por un suceso potencialmente traumático su primer objetivo es superarlo, para ello, son conscientes de la importancia del apoyo social y no dudan en buscar ayuda profesional cuando lo necesitan.

 

Esperamos que os sirva de ayuda

Un saludo

Nagore

Rosario Linares

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PROTECCIÓN EMOCIONAL ANTE EL CORONAVIRUS

Hola a todos,

Hoy os queremos dejar el relato del psicólogo Enrique Pallarés para intentar entender las emociones que se pueden dar en esta situación tan inusual que estamos viviendo.

La ansiedad, como la ira, es una reacción del ser humano (y también de los animales) ante lo que percibe como peligro. 

La ansiedad se manifiesta de diferentes maneras: intranquilidad, evitación, huida, preocupaciones, aumento de la tasa cardiaca, alteración de la respiración, sudoración, etc. Algunos de estas manifestaciones, como se ve, son cambios corporales, con frecuencia presentes en las crisis de angustia (crisis o ataque de pánico).

Dada la heterogeneidad de las manifestaciones también es complejo el tratamiento y las sugerencias para manejar la ansiedad. Algunas de las sugerencias que siguen van más dirigidas sobre todo a los síntomas agudos, mientras que otras resultan más adecuadas para la ansiedad crónica. Unas son de aplicación inmediata, otras para aplicarlas a medio o largo plazo. Me limito a las que proceden de la Psicología, pues existe la posibilidad de un tratamiento farmacológico y, por supuesto, la combinación de ambos.

Empezaré por una que me parece especialmente importante: cambiar la actitud ante la ansiedad.

 

Sea más tolerante con la ansiedad: no se esfuerce en hacerla desaparecer

Las personas con problemas de ansiedad intentan, con frecuencia, hacerla desaparecer por todos los medios. Con ello, la ansiedad aumenta más: ansiedad por la ansiedad, ansiedad secundaria. Entonces, ¿qué hacer? ¿Dejarla sin más? ¿resignarse pasivamente? Tampoco ésta es la solución. El objetivo no debe ser eliminarla, sino manejarla. Para empezar, hay que mirarla de otra manera, no verla como un enemigo. Evitar el miedo al miedo. Una de las formas de mirarla de otra manera es observar de forma más objetiva las sensaciones de ansiedad.

La recomendación de tolerar las sensaciones de ansiedad parece a primera vista absurda y antinatural. Pero no es una invitación a la resignación pasiva, sino la primera estrategia activa y la forma de hacer que la ansiedad resulte más manejable. Tolerar las sensaciones de ansiedad no quiere decir que le tienen que resultar agradables o que son una tontería; de ninguna manera. Es, más bien, no agobiarse más todavía por su presencia ni impacientarse si no desaparecen inmediatamente; no agobiarse por el aumento del ritmo del corazón, el temblor de las manos o sentir inquietud, etc. Recuerde: son sensaciones molestas, pero no son peligrosas.

 

¿Ansiedad o coronavirus?

Uno de los síntomas corporales de la ansiedad más frecuentes es la dificultad respiratoria, una especie de bloqueo de la respiración. Entre los síntomas de la infección por coronavirus está también una dificultad para respirar. ¿Cómo distinguirlas? La distinción es una cuestión médica más que psicológica. Debe ser el médico el que las diferencie, quien lo hará con facilidad a la vista de los detalles. A modo de sugerencia, indicaré que en el caso de coronavirus la dificultad respiratoria no aparece de forma tan repentina como en la crisis de ansiedad. Además, uno de los síntomas más frecuentes de los casos sintomáticos de coronavirus es la presencia fiebre, que tampoco está presente en los ataques de ansiedad. Finalmente, la dificultad respiratoria debida a la ansiedad es posible que tenga una historia, es decir que haya ocurrido con anterioridad y que no sea ahora la primera vez. Pero en caso de duda, lo mejor es consultar al profesional a través de los teléfonos dispuestos para ello.

No se avergüence de mostrar ansiedad

Experimentar y manifestar signos de ansiedad no es algo vergonzoso ni humillante. No es un signo de debilidad. Tenga en cuenta que es ese mismo «miedo al miedo» el que hace que todavía aumenten más la ansiedad y sus manifestaciones. Si usted teme que los demás observen un ligero temblor en sus manos –que, por cierto, pasa inadvertido para la mayoría–, ese temor le llevará a que el temblor aumente y resulte más visible. Si en vez de ocultar el ligero temblor decide, de verdad, no ocultarlo –incluso trata de exagerarlo–, es posible que no lo consiga y que el temblor desaparezca.

 

Diferencie lo que es ansiedad de lo que no es ansiedad

Procure diferenciar la ansiedad de otras sensaciones molestas, como las que produce la fatiga o la falta de sueño. ¿Es ansiedad lo que experimento, o más bien las sensaciones propias de no haber dormido en toda la noche?, ¿es ansiedad, o tensión y fatiga por no haber descansado bien? Además, no toda emoción molesta es ansiedad, aunque a veces lo parezca.

No mezcle el miedo al contagio que siente con el enfado producido porque no funciona bien el televisor, con el disgusto por la discusión con su pareja, o con el sentimiento de culpabilidad por haber dicho a un amigo algo que piensa no debería haberle dicho. Aunque todo eso le ocurre a usted, la forma más adecuada de afrontar la ansiedad que experimenta estos días es separar las diferentes experiencias emocionales negativas y evitar que se mezclen y se potencien entre sí. En la medida de lo posible conviene poner tabiques separadores entre las diferentes experiencias negativas, y no mezclarlas. Al menos, analice y aclare que se trata de diferentes emociones.

 

¿Técnicas de relajación y respiración?

Una de las recomendaciones más frecuentes para los problemas de ansiedad son las técnicas de relajación y respiración. Totalmente de acuerdo, pero con una nota de cautela, que es a lo que responde la interrogación del título de este apartado. No intente utilizar estas técnicas de relajación y respiración, salvo que las tenga muy automatizadas, cuando experimenta un máximo de ansiedad. No le servirán e, incluso, pueden hacer sentirse peor. Las técnicas de relajación y respiración resultan muy adecuadas cuando la ansiedad comienza, pero no cuando ya se ha desbordado.

No afronte la ansiedad con remedios inadecuados

Ante las sensaciones de ansiedad, algunos se «automedican» con alcohol, o con estimulantes como el café, el té o la cola. Los estimulantes, como el café, pueden producir una elevación de la activación fisiológica, que al ser interpretada –de forma errónea– como síntomas de ansiedad peligrosos, disparan de verdad la espiral ascendente de la ansiedad. El alcohol, depresor del sistema nervioso central, no resulta útil a medio y largo plazo para controlar la ansiedad, pues termina por hacerle a usted todavía más vulnerable a la ansiedad. Tampoco trate de disminuir la ansiedad excesiva con la comida –que llegará a ser compulsiva–, pues solamente alivia un poco la ansiedad en el momento de comer, pero después la eleva. Algo parecido se puede decir del trabajo o de la excesiva actividad, pues ese ritmo frenético eleva todavía más la ansiedad y hace que se desborde».

Esperamos que os ayude y mucho ánimo

Un día más, un día menos

Un saludo

Nagore

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PAUTAS PARA AFRONTAR EL CONFINAMIENTO EN CASA

Hola a todos,

Estamos viviendo una situación compleja y difícil de asimilar por lo novedoso de la situación.

El confinamiento en casa du­rante varios días puede generar mucho malestar psicológico y es por ello por lo que os queremos facilitar una serie de pautas para sobrellevar esta situación.

 

RUTINA DIARIA

Es importante marcarse unos horarios, objetivos diarios para poder llevarlos a cabo a lo largo del día.

 

AFRONTAMIENTO POSITIVO

Debemos centrarnos cognitivamente no en que no nos dejan salir, sino en que, gracias a

nuestro sacrificio personal estamos haciendo un bien para los demás y la sociedad.

Que estamos haciendo algo que es esencial para el bien común.

Enfocarnos en que, aunque es difícil, quedán­donos en casa estamos salvando vidas.

 

EVITAR LA SOBREINFORMACIÓN

La sobreinformación que puede generar mu­chísima ansiedad.

Para cuidarnos, evitaremos estar con la tele encendida todo el día escuchando noticias so­bre el coronavirus.

Sólo nos informaremos en un momento con­creto del día que hayamos elegido previamente. Pueden ser los informativos de la mañana, de la tarde o de la noche, lo que nosotros queramos, pero solo una vez al día.

El resto del día estaremos ocupados haciendo actividades que no estén relacionadas con

este tema.

 

MANTENERSE ACTIVO

Limitar el tiempo que pasamos conectados a la tecnología.

Buscar actividades manuales y formas de pa­sar el tiempo separados de las pantallas.

Buscar formas de actividad física que poda­mos realizar en casa.

 

UTILIZAR LA TECNOLOGÍA para mantenernos unidos a nuestros seres queridos.

 

AYUDARSE MUTUAMENTE

Reunirnos entre todos y tomar conciencia de las dificultades que pueden suponer estos días a nivel psicológico.

Hacer un “acuerdo de paz”, mediante el cual, vamos colaborar y a apoyarnos los unos a los otros, esforzándonos en hacer la vida más lle­vadera a los demás durante este tiempo.

¡Somos un equipo!

Vamos a pasar estos días juntos de la mejor forma posible.

 

PARA LOS NIÑOS:

El consejo de mantener un horario y una ru­tina es fundamental.

Por ejemplo: por la mañana hacemos los de­beres, después de comer vemos la tele o jugamos con tecnología y por la tarde apro­vechamos la situación para hacer actividades especiales en familia.

Los niños deben comprender el por qué no de­bemos salir de casa: no por el miedo a con­tagiarnos, sino porque de este modo estamos protegiendo a personas de salud frágil.

Hacerles entender que estamos haciendo un acto lleno de valor y sentido trascendente.

 

Mucho ánimo para todos

Un saludo

Nagore

Elena San Martín Suárez

(Educadora Social y Psicóloga)

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LOS PROBLEMAS EMOCIONALES DE HOY EN DÍA

Hola a todos,

La mayoría de personas sufren en algún momento de su vida problemas emocionales. A continuación vamos a presentar los más comunes:

  1. La represión emocional

Se da cuando tenemos consciencia de nuestras emociones, pero no sabemos, o no queremos expresarlas (todas o alguna de ellas) debido a lo que nos han enseñado culturalmente, a nivel familiar o a través de nuestro propio aprendizaje.  Ej: Llorar es de débiles. Entonces podemos tener ganas de llorar, pero no nos lo permitimos.

Esto hace que la energía emocional se bloquee y podamos llegar a reprimir nuestras emociones. Nos contenemos, y muchas veces no sabemos por qué. Esto puede suceder con todas las emociones o con algunas por ejemplo el enfado.

 

  1. La negación emocional

La negación de la experiencia emocional se da cuando nos oponemos a nuestras emociones e intentamos eliminarlas de nuestro sentir. En ese momento lo que ocurre es que la emoción aún cobra más protagonismo en nuestro cuerpo. Como no puede salir por el canal adecuado lo que va a hacer es buscar otro camino.

Es entonces cuando la energía emocional se desvía hacia otros canales que le permitan salir. Un ejemplo de ello es cuando somatizamos las emociones en nuestro cuerpo a través de tensión muscular entre otras manifestaciones.

 

«Nuestra habilidad para adaptarnos es increíble. Nuestra capacidad de cambiar es espectacular.»

-Liza Lutz-

 

  1. El descontrol emocional

Se da cuando las emociones nos desbordan y se apoderan de nosotros. Ellas nos controlan en vez de nosotros poder gestionarlas a ellas. Muchos pacientes vienen con miedos muy intensos o fobias que tienen que ver con un descontrol emocional del miedo. Pero en realidad, todas las emociones se pueden descontrolar.

La tristeza, el enfado e incluso la alegría. Por ejemplo, conductas desproporcionadas de agresividad, una euforia desmesurada, o un miedo que nos paraliza entre otras cosas.

  1. La desconexión emocional

Ocurre cuando podemos notar que algo nos está pasando, pero enseguida nos desconectamos, sin ser conscientes de ello. El ciclo emocional se interrumpe. En la desconexión puede haber represión   emocional, negación o desconocimiento de nuestras emociones.

Y a la vez, también puede haber bloqueo o enganche emocional. Digamos que la desconexión puede llegar a englobar muchas de las dificultades emocionales arriba mencionadas. Somos “zombies emocionales” que van en piloto automático sin percatarse de lo que sienten.

 

  1. El conflicto entre diferentes emociones contradictorias

 Como seres humanos nos movemos entre polaridades o extremos. Nos cuesta gestionarnos en puntos medios. Esta circunstancia también se da con nuestras emociones.  A veces, tenemos saboteadores internos que nos dicen que no tendríamos que sentir esto u lo otro.

Es entonces, cuando entramos en lucha con nuestras emociones y no nos permitimos sentir: enfado y calma, tristeza y alegría, entre otras. Cuando en realidad, podemos sentir más de una emoción a la vez sin que esto sea un conflicto mientras las acojamos.

 

  1. El enganche emocional

Nos puede costar soltar personas, cosas y también emociones asociadas a experiencias o personas. A veces, nos quedamos enganchados en emociones que se repiten en nuestro presente. Es como si nos costara soltar esas emociones que llevamos tanto tiempo sintiendo.

Estos problemas emocionales pueden ser debidos a que tenemos emociones del pasado que no hemos superado. Traumas que se perpetúan en el presente porque no los hemos procesado correctamente.

  1. La búsqueda de emociones placenteras

Hay personas que van a buscar constantemente emociones que les produzcan placer. Esto va a ocasionar que no puedan tolerar la frustración u otras emociones desagradables. Entonces, van a desear estar constantemente contentos, como si, de un enganche emocional se tratase pero en este caso, puede que la emoción no sea real. Van a evitar emociones desagradables a través de la negación o represión emocional.

 

Un saludo

Nagore

 

 

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VOLVER A LA RUTINA

Hola a todos,

Volver a trabajar después de vacaciones puede generar “depresión” en muchas personas. Es lo que se conoce como síndrome postvacacional, y a continuación numeramos algunos consejos para superarlo.

  1. ¿Qué es el síndrome postvacacional?

También conocido como estrés o depresión postvacacional, es un síndrome que experimentan muchos trabajadores cuando terminan sus vacaciones y tienen que volver a sus puestos de trabajo. Los síntomas suelen se asemejan bastante a los de una depresión clínica: irritabilidad, dificultad para relacionarse con los demás, desánimo, sensación de apatía, insomnio…

  1. ¿Qué causa la depresión postvacacional?

La vuelta al trabajo tras unas largas vacaciones es el principal causante, además de la modificación de las horas de sueño y el cambio en los horarios. El verdadero problema aparece cuando la sensación de desánimo por volver a la rutina laboral se alarga demasiado en el tiempo (más de dos semanas).

  1. Afronta el primer día con filosofía

Tómate el primer día como una jornada laboral más, intentando no pensar en lo duro que es y en lo bien que te lo pasaste durante las vacaciones. Por otro lado, además de volver a exigencias y responsabilidades, piensa que también vuelves a ver a tus amigos y compañeros y contaros como han ido vuestras vacaciones. Con esto conseguirás mitigar un poco la depresión postvacacional.

  1. Tómatelo con calma

Tómate tu tiempo para ponerte al día de lo ocurrido mientras estabas fuera y con las cosas pendientes que dejaste antes de irte. A continuación, organízate, establece una línea de trabajo y unos objetivos a conseguir durante la primera semana. Así irás recuperando el ritmo de trabajo al que estabas acostumbrado antes de irte de vacaciones. No te desesperes si ves que te cuesta acostumbrarte otra vez al trabajo, piensa que no eres el único que está padeciendo el síndrome postvacacional, y que cuando quieras darte cuenta, la sensación de desasosiego habrá desaparecido.

  1. Ponte objetivos nuevos

Volver a trabajar después de vacaciones y pensar que todavía te quedan muchos meses para las próximas sólo incrementará tu estrés postvacacional. Piensa en los días festivos y fines de semana que puedes aprovechar. Por otro lado, márcate metas y proyectos que puedas realizar a través del trabajo, y acudirás a trabajar con la ilusión propia de quien persigue un sueño.

  1. Un día no es solo para trabajar

El día tiene 24 horas, y tu trabajo sólo ocupa una tercera parte de ese tiempo. Cuando termines tu jornada laboral, dedica el resto del día para estar con la familia o con los amigos o a practicar actividades que te gusten. Si lo haces durante los primeros, volver a trabajar después de vacaciones será mucho más llevadero. No te lleves trabajo a casa ni te agobies por lo que te espera al día siguiente, eso no te ayudará a superar el síndrome postvacacional.

  1. Practica deporte

Se ha demostrado que hacer deporte regularmente contribuye a combatir el estrés, además de ser beneficioso para la salud. Además, te ayudará a romper con la monotonía del trabajo y ganarás en energía y salud. No cabe duda, el deporte es uno de tus mejores aliados para superar la depresión postvacacional.

  1. Procura mejorar las cosas en tu puesto de trabajo

Siempre (o casi siempre) habrá cosas que no te gusten en tu trabajo (tu jefe, algún compañero, etc.) Si es tu caso puedes intentar cambiarlo y, aunque no lo consigas, te quedará la satisfacción de haberlo intentado. Mejora la comunicación, si tienes una idea hazte escuchar, y si algo no te parece bien hazlo saber. Te sentirás mucho más implicado en tu trabajo, y ello hará que el síndrome postvacacional vaya desapareciendo.

  1. Sé positivo

Éste puede que sea el paso más importante para superar la depresión postvacacional. Acepta el hecho de que ya has tenido tu tiempo para descansar y que ahora toca trabajar después de vacaciones. Piensa que mucha gente no tiene un trabajo al que volver. Afronta tu responsabilidad e intenta hacer tu trabajo lo mejor posible siempre con una sonrisa. Sonriendo serás más feliz y además crearás un mejor ambiente de trabajo.

  1. ¿Qué significa el trabajo para ti?

El trabajo es una forma de realizarse como persona, de sentirse útil para la sociedad y un proceso de aprendizaje constante. Si lo miras de esta manera dejarás de ver la vuelta al trabajo como una obligación. Tienes que pensar que no todo en la vida es trabajar. No eres un esclavo del trabajo, trabajas para vivir y, por supuesto, para poder pagarte las vacaciones que acabas de disfrutar y disfrutarás.

Sigue estos consejos y podrás deshacerte del síndrome postvacacional.

¿Cómo se puede evitar?

Lo primero es entender que este período de readaptación es normal y limitado en el tiempo. Confiar en que unas buenas vacaciones y el descanso, produce un efecto positivo en cuanto a consolidar aprendizajes previos y disponer los procesos cognitivos de atención, concentración, registro, pensamiento, especialmente incorporando creatividad, útil en la toma de decisiones y resolución de problemas complejos. Manejar la tendencia natural de esta época de proponerse metas, de manera constructiva, para que no se transforme en una presión adicional o fuente de frustración. Esto regulando expectativas, evitando metas rígidas, lejanas, muy altas, o no acorde a las reales capacidades o posibilidades y jerarquizando tareas.

 

Es útil antes de entrar al trabajo, comenzar días previos a readaptar las horas de sueño al horario que se tendrá durante el año. Se aconseja ir paulatinamente, especialmente con los niños que son los que más drásticamente suelen modificar sus horarios en vacaciones, retrocediendo de 15 minutos el horario de acostarse y levantarse. Junto con ello readecuar la alimentación si se descuidó o desordenó en vacaciones.

 

Esperemos que os sirva estos consejos para afrontar la vuelta a la rutina

Un saludo

Nagore y Amaia

 

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¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE EN MI HIJO LA FORMA DE EDUCAR?

Hola a todos,

 

Como ya os adelantamos en el post anterior, hoy vamos a hablar de las consecuencias que pueden tener nuestros hijos dependiendo del estilo educativo.

 

Educar desde el ESTILO SOBREPROTECTOR puede provocar en nuestros hijos:

  • Autoconcepto deficiente
  • Falta de iniciativa
  • Desinterés y despreocupación por sus asuntos

 

Educar desde el ESTILO PERMISIVO puede provocar en nuestros hijos:

  • Orgulloso de sí mismo
  • Busca apoyos en figuras de autoridad
  • Inseguridad personal

 

Educar desde el ESTILO AUTORITARIO puede provocar en nuestros hijos:

  • Autoconcepto deficiente debido a críticas a su persona
  • Falta de iniciativa por expectativas de fracaso o castigo
  • Rencor hacia el educador

 

Educar desde el ESTILO ASERTIVO puede provocar en nuestros hijos:

  • Buen concepto de sí mismo
  • Seguridad en sí mismo
  • Interés por alcanzar metas

 

 

El papel de los padres es fundamental para el desarrollo de los hijos. Aunque la gran mayoría de progenitores desean lo mejor para sus pequeños, desafortunadamente, algunos cometen errores parentales que pueden perjudicar el crecimiento y la salud emocional de sus hijos.

 

Esperemos que os haya gustado

Un saludo

Nagore y Amaia